Tres consejos para aplicar hoy mismo:
- Al utilizar compresas de hielo, procure limitar su uso a no más de 10 minutos por sesión.
- Con las compresas calientes, procure utilizarlas no por no más de 30 minutos.
- Ya sea que utilice frío o calor, asegúrese de proteger la piel colocando un paño o una toalla entre la compresa y la lesión.
Dra. Ariane Lang
Periodista de Mi Bienestar
editorial@mibienestarcr.com
Tras sufrir una lesión es sumamente común recibir consejos que urgen la aplicación de hielo en el área afectada, aunque en algunos casos se puede escuchar el opuesto, indicando que una compresa caliente ayuda con el dolor.
Entonces, ¿Cuál es la manera correcta de actuar?. La Licenciada Daniela Mora, fisioterapeuta del Hospital Metropolitano nos proporciona información valiosa sobre cuándo es apropiado usar cada uno de estos métodos y cómo pueden influir en el proceso de recuperación.
«El uso de frío y el calor puede ser un complemento efectivo para el tratamiento de lesiones. Sin embargo, es crucial entender cuándo y cómo aplicar cada uno para maximizar sus beneficios y evitar posibles daños.»
Aplicación de frío
«El frío es preferible en lesiones agudas, es decir, aquellas que ocurren dentro de las primeras 24 a 48 horas,» comenta la fisioterapeuta. Sin embargo, enfatiza en la necesidad de hacerlo únicamente tras haber recibido la indicación médica de un especialista que haya valorado el caso.
De acuerdo con la licenciada, la aplicación de hielo durante este periodo puede proporcionar varios beneficios, incluidos:
- la disminución del dolor
- la moderación de la inflamación y el edema
- y la potencial mejora del tiempo de recuperación si se utiliza correctamente
Además, comenta que la terapia con frío puede realizarse de diferentes maneras, incluyendo el uso de compresas frías de gel o bolsas con hielo, criomasaje, exposición a pulverizadores o gas, y las inmersiones en agua fría.
Habiendo dicho esto, explica que la duración y frecuencia recomendadas para la aplicación de frío en una lesión varía dependiendo no solo del tipo y lugar de la lesión, sino de la terapia elegida como forma de tratamiento.
Sin embargo, al consultar si lo que se desea es buscar alivio mediante la aplicación de compresas frías, menciona que es importante proteger la piel durante la aplicación y limitar su uso a no más de 10 minutos por sesión.
No obstante, es importante recordar que hay situaciones en las que la aplicación de frío puede ser contraproducente.
«Hay pacientes con condiciones de fondo en la que no se debe de aplicar la crioterapia como en el caso de hemoglobinuria paroxística, algún tipo de cianosis, hipersensibilidad al frío, enfermedad de Raynaud o urticaria. Además hay que evitar su uso en caso de radioterapia, injertos de piel, heridas y úlceras.»
Aplicación de calor
«El calor es más adecuado para lesiones crónicas o afectaciones musculares,» explica la fisioterapeuta, aunque menciona que ésta no es una regla de oro.
Al consultar sobre los beneficios de aplicar calor a una lesión, explica que «el efecto principal del calor en los tejidos es la vasodilatación, lo que aumenta la circulación sanguínea y linfática. Esto proporciona mayor oxigenación y facilita la movilización de sustancias responsables del dolor.»
Además, el calor puede:
- mejorar la elasticidad de los tejidos, facilitando el tratamiento de adherencias y contracturas
- mejorar la movilidad de las articulaciones
- proporcionar un efecto analgésico (que disminuye el dolor) asociado a la promoción de la reparación de tejidos
- y la mejora del espasmo muscular, gracias a la estimulación de receptores de temperatura que modulan el dolor a nivel medular
De acuerdo con la licenciada, las lesiones que responden mejor al calor incluyen procesos inflamatorios crónicos, espasmos musculares, y algunos procesos postraumáticos subagudos y crónicos.
«Para aplicar el calor correctamente, se recomienda hacerlo durante 20 a 30 minutos, protegiendo la piel y evitando zonas ulceradas, con alergias, irritaciones o heridas abiertas. Además, es importante vigilar constantemente la zona de aplicación para evitar quemaduras.»
Pautas generales para el uso de frío y calor
Para decidir cuándo usar frío y cuándo usar calor, es esencial consultar con un profesional de la salud, ya que cada lesión y cada paciente son únicos.
Además, se debe asegurar que los cambios observados no sean producto de un proceso viral o infeccioso, y considerar si la lesión es aguda o crónica.
Finalmente, es fundamental ser consciente de que la aplicación de cualquier agente no debe afectar la condición de salud del paciente, especialmente si tiene alguna enfermedad o condición previas.
Comprender cuándo y cómo aplicar frío o calor puede marcar una gran diferencia en el proceso de recuperación y bienestar general. Si tiene dudas o consultas respecto al tratamiento de lesiones, no dude en contactar a un especialista en terapia física del Hospital Metropolitano.
Fuentes:
- Entrevista a Lcda. Daniela Mora. Especialista en Terapia Física, Fisioterapia y Rehabilitación. (2024). La Lcda. Mora cuenta 10 años de experiencia ejerciendo la carrera de fisioterapia y rehabilitación, actualmente ejerciendo en el servicio de fisioterapia del Hospital Metropolitano.
Publicado en Junio, 2024.
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