Salud digestiva: 8 consejos prácticos
✔ El contenido médico de este artículo fue verificado por el Dr. Fabián Chaverri
Tres consejos que usted puede aplicar ¡hoy!
- No coma en automático; observe la comida, huélala.
- Mastique los alimentos adecuadamente, sin prisas ni urgencias.
- Procure generar un ambiente ameno a la hora de sentarse a la mesa.
Dra. Natalya Chabria Heilbron
Nutricionista integral
IIN Health Coach
Especialista en Mindful Eating
natychabria@gmail.com
¿Cuántas veces nos han dicho que para tratar el estreñimiento nada más tenemos que consumir más fibra y tomar más agua? ¿O que para prevenir la gastritis basta con evitar ciertos alimentos y tomar un antiácido? Y cuando sufrimos diarrea, ¿acaso no nos mandan solo un medicamento?
La digestión es más compleja que simplemente agregar o quitar algo. El cuerpo es más complejo que simplemente un cálculo matemático de calorías.
Así como cada miembro de nuestro organismo funciona en conjunto y afecta diferentes áreas de nuestra vida, la digestión impacta nuestra salud. (Vale la pena leer la nota «El 70% de la prevención está en lo que comemos»).
La digestión inicia desde los ojos y la nariz. Esto quiere decir que desde que vemos y olemos comida, nuestro cuerpo está preparándose para digerir los alimentos; para ello, secreta más ácido clorhídrico en el estómago, enzimas digestivas y pancreáticas entre otros componentes.
A esto se le conoce como la fase cefálica, la cual es responsable del 30% del ácido clorhídrico producido en el estómago y del 20% de las enzimas digestivas.
El cuerpo es muy inteligente y secreta esas sustancias en la cantidad y el momento necesarios. (Le recomendamos leer la nota Cómase los alimentos en este orden).
Por eso, al hablar de la digestión es tan importante valorar no sólo lo que comemos sino también cómo lo consumimos.
Hoy en día vivimos una vida mucho más ocupada, estresada y llena de actividades, vivimos en un mundo en automático, donde el acto de comer se ha vuelto cada vez menos relevante debido a las mil cosas “más importantes” que tenemos que hacer durante el día.
Comemos mientras trabajamos o en el carro de camino al trabajo; nos alimentamos en cuestión de 5 minutos porque la reunión se adelantó. (No se quede sin leer la nota Comer sano no significa comer caro).
Asimismo, pasamos sentados frente a la computadora durante horas (sedentarismo) y, al final de la jornada laboral, llegamos a casa agotados y sin ganas de cocinar, por lo que recurrimos a alguna de las aplicaciones para encargar comida rápida.
Como si fuera poco, no dormimos adecuadamente debido a diversos factores, entre ellos el estrés.
Estas escenas forman parte de una realidad en la que viven muchas personas que aún así se preguntan porqué tienen problemas digestivos. (A usted le conviene leer la nota No solo de sal vive el paladar).
Cuando comemos en carrera o con poca consciencia de lo que estamos haciendo, no priorizamos dicha fase, por lo que no le permitimos al cuerpo trabajar de manera adecuada.
Nuestro organismo no está acostumbrado a comer de manera apresurada, un mal hábito relativamente nuevo en la sociedad; años atrás, se apartaba tiempo para preparar la comida y se honraba la hora de comer.
Comparto con usted ocho consejos prácticos para empezar a trabajar con nuestra digestión y asegurar que funcione de la mejor manera?
- Lo más importante es reconocer si estamos comiendo en automático y en qué momentos del día lo hacemos.
- Una vez que tenemos identificado lo anterior, podemos hacer pausas antes de comer. Una pausa puede consistir en realizar 5 respiraciones antes de ingerir los alimentos; asimismo, observar la comida, olerla.
- Dejar aparatos electrónicos a un lado incluyendo celular, computadora, televisor, tablet, etc.
- Leer y comer al mismo tiempo también es considerado una distracción a pesar de que el libro de papel no sea un aparato electrónico.
- Masticar adecuadamente ya que el primer y único proceso físico de la digestión tiene lugar en la boca, lugar donde trituramos los alimentos. Los demás procesos son químicos.
- Si no estamos acostumbrados a hacer pausas, podemos recordarlas programando alarmas durante las primeras semanas, hasta que adquiramos el hábito.
- Evitemos llegar a los tiempos de comida con mucha hambre, ya que así es más difícil masticar y comer lento. Lo ideal es comer cuando despierta el apetito. Lamentablemente, una cultura de tantas dietas nos ha enseñado a comer cada 3 horas o en horarios específicos, provocando que muchas personas ni siquiera sean conscientes de si realmente tienen hambre o no cuando comen.
- Tratar de generar un ambiente ameno a la hora de comer para entrar al sistema nervioso parasimpático, el cual es el encargado de relajación y digestión. Para pasar del sistema nervioso simpático al parasimpático debemos generar un ambiente relajante ya sea con candelas, incienso, aceite esencial, rodearnos de personas que nos brinden paz y tranquilidad o incluso comer solos.
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