Tres buenos hábitos para cuidar el corazón de los niños

Tres buenos hábitos para
cuidar el corazón de los niños


   El contenido médico de este artículo fue verificado por el Dr. Mauricio Obón
Tres consejos que usted puede aplicar ¡hoy!
  1. Proporciónele a sus hijos alimentos saludables.
  2. Promueva el ejercicio físico en los niños.
  3. En caso de algún síntoma sospechoso, lleve al pequeño de inmediato a consulta médica.

José David Guevara Muñoz
Periodista de Mi Bienestar
editorial@mibienestarcr.com

«Por lo que más tienen que preocuparse los padres a la hora de cuidar la salud del corazón de sus hijos es que estos tengan una buena alimentación», recomienda el Dr. Andrés Garzona Navas, cardiólogo del Centro de Excelencia Cardiovascular y de la Clínica de Cardiología Deportiva del Hospital Metropolitano.

Lo anterior significa tener acceso a una dieta más balanceada que incluya -entre otros aspectos- frutas, legumbres y verduras, y que se aleje de las comidas rápidos. (Lea la nota El cuidado del corazón empieza en la infancia).

«Entre menos comidas rápidas, mejor», aconseja ese especialista como el primero de los buenos hábitos a inculcar en los niños.

Tanto la Organización Mundial de la Salud (OMS) como la Organización Panamericana de la Salud (OPS) insisten año tras año en la necesidad de adoptar hábitos de vida saludables desde la infancia para prevenir enfermedades del corazón durante la edad adulta.

De acuerdo con ambas instituciones, el cuidado del corazón empieza con la lactancia y prosigue con una alimentación saludable que incorpora  más comidas no procesadas y que limita el consumo de sal, las grasas trans y los azúcares. (Le aconsejamos leer la nota Los niños no necesitan tanta sal).

Dr. Andrés Garzona, cardiólogo del Hospital Metropolitano.


El segundo buen hábito por el que aboga el Dr. Garzona es promover el ejercicio físico en los hijos. (No se quede sin leer la nota «Los padres deben poner límites en la alimentación de sus niños»).

«Los niños deben mantenerse activos», afirma el cardiólogo para luego referirse al tercero de los buenos hábitos: acudir de inmediato a la consulta médica en caso de que el pequeño se canse mucho, tenga palpitaciones o sufra un desmayo mientras juega.

«Hay que consultar a un especialista para investigar y llegar al fondo de lo que puede estar pasando en el corazón del niño», advierte. (Vale la pena leer la nota Estos exámenes son vitales para sus niños).

La Biblioteca Médica Virtual del Hospital Metropolitano también aconseja someter a los hijos al examen y diagnóstico médico, en aras de detectar a tiempo posibles afecciones.

Un chequeo completo incluirá la revisión de todo el cuerpo, incluido el pecho. (Le recomendamos leer la información del recuadro incluido al final de esta nota: Revisar el pecho es clave).

Revisar el pecho es clave

El proveedor de atención médica revisará y palpará el pecho de su hijo. También utilizará un estetoscopio para auscultar el corazón y los pulmones. 

  • La dificultad para respirar puede deberse a defectos cardíacos que están presentes desde el nacimiento (congénitos). Uno de los signos del problema que se pueden observar se llama retracciones. Esto sucede cuando los músculos que se encuentran entre las costillas o debajo de estas o por encima o debajo del esternón se meten hacia adentro cada vez que el niño respira.

  • El proveedor de atención médica de su hijo auscultará (escuchará) atentamente la parte frontal y la parte posterior del pecho de su hijo con un estetoscopio. También revisará el corazón en varias zonas del pecho. El proveedor estará atento a escuchar frecuencias cardíacas que estén dentro de los límites normales, sonidos anormales como soplos o chasquidos, y latidos irregulares. Los sonidos del corazón también se pueden escuchar en la espalda. El proveedor también contará la frecuencia cardíaca.

  • Es posible que se escuchen sonidos anormales en los pulmones cuando se presenta una enfermedad cardíaca. Con algunos problemas cardíacos, se puede acumular líquido en los pulmones. El proveedor de atención médica de su hijo escuchará crepitaciones, congestión u otros sonidos que parecen húmedos o “acuosos”. En ambos pulmones, se deberían escuchar sonidos que indiquen que un buen flujo de aire se mueve a través de ellos. Será necesario hacer más evaluaciones de los sonidos respiratorios que no sean tan claros o fuertes tanto en un pulmón como en el otro. El proveedor también contará la frecuencia respiratoria. Si un niño tiene líquido en los pulmones, es posible que respire más rápido de lo normal. 

Fuente: Biblioteca Médica Virtual del Hospital Metropolitano.

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