Impacto del estigma de la obesidad en la autoestima y salud emocional

Tres consejos para aplicar hoy mismo:
 
  1. En lugar de culpar o juzgar a las personas con sobrepeso u obesidad, es importante practicar la empatía y el respeto.
  2. Recuerde que la obesidad es una enfermedad compleja que puede afectar a personas de todas las edades y antecedentes.
  3. Promueva la inclusión y la igualdad hacia todas las personas, independientemente de su peso o apariencia física.

Dra. Ariane Lang
Periodista de Mi Bienestar
editorial@mibienestarcr.com

La obesidad, un problema de salud pública de proporciones epidémicas, va más allá de las meras consideraciones médicas, afectando de manera significativa la autoestima y el bienestar emocional de quienes la padecen.

«Definitivamente vivir con obesidad puede llevar a una insatisfacción corporal, reforzado por una cultura que celebra los cuerpos delgados, reconoce la perdida de peso y promociona constantemente las dietas y productos milagros para alcanzar el cuerpo “soñado,”» señala la Dra. María Acosta, psicóloga del Centro de Salud Mental Herrera Amighetti.

Esta enfermedad crónica, caracterizada por un exceso de grasa corporal, puede ser resultado de una compleja interacción de factores genéticos, socioeconómicos, metabólicos y de estilo de vida.

Sin embargo, a menudo se culpa a las personas con sobrepeso y obesidad por su condición, lo que lleva a estigmatizarlas como perezosas o de carácter débil. Este estigma, contribuye a empeorar los problemas asociados y crea barreras para el tratamiento y la prevención efectivos.

Impacto en la vida cotidiana

El estigma de la obesidad se extiende a muchos aspectos de la vida de las personas afectadas, lo cual puede llevarlas a evitar hacer cosas importantes para su vida y para su salud, como por ejemplo, practicar una actividad física, indica la psicóloga.

«Desafortunadamente, un alto porcentaje de personas con obesidad, han sido víctimas de acoso o discriminación, lo que puede llevar a una ansiedad social que resulta en evitar conocer otras personas, participar de actividades o ir a lugares donde haya mucha gente, por miedo a ser criticados.»

En el ámbito laboral, por ejemplo, se enfrentan a actitudes estereotipadas que pueden resultar en trato desigual y discriminación en el lugar de trabajo.

En el entorno escolar, la victimización y el acoso basado en el peso son lamentablemente comunes, lo que puede tener un efecto devastador en la autoestima y el bienestar emocional de los jóvenes afectados.

Impacto en la salud mental

La investigación ha demostrado que el estigma de la obesidad se asocia con un aumento del malestar psicológico y problemas de salud mental, incluyendo síntomas de depresión, ansiedad, baja autoestima, aislamiento social e incremento del consumo de alcohol y otras sustancias.

Así lo explica la Dra. Acosta, «llega un punto en que las personas que padecen esta enfermedad se creen todos los estigmas, afectando mucho su valía personal y definiéndose a si mismas como personas obesas y no entendiéndose la obesidad como una enfermedad.»

Además, comenta que «este tipo de estereotipos pueden hacer que las personas lleguen a pensar que son el problema, que se merecen la situación en la que están o que incluso no se merecen recibir una buena atención o sentirse mejor.»

Estos efectos pueden llevar a un círculo vicioso en el que la culpa generada por la estigmatización perpetúa la obesidad y viceversa, creando una carga adicional para quienes ya enfrentan desafíos significativos para manejar su condición.

Estrategias que pueden ayudar a las personas con obesidad a mejorar su autoestima y aceptación de su cuerpo

Tras consultar a la doctora acerca de métodos para promover una mejora en el bienestar general de las personas con obesidad, nos indica que es importante:

  • Enfocar el tratamiento en la persona, en sus necesidades emocionales y no centrarlo en su peso.
  • Trabajar en el autoconocimiento, qué es lo que le define como persona más allá que vivir con obesidad.
  • Desde la autocompasión, reconocerse cada día los esfuerzos y alcances.
  • Practicar actividad física, no siendo el primer objetivo bajar de peso, si no ganar salud física y emocional.
  • Evitar las comparaciones con otras personas y otros procesos, ya que cada caso es único.
  • Trabajar en la respiración consciente y meditación que ayudará a bajar la ansiedad.
  • Contar con ayuda de equipo interdisciplinar de nutricionistas, médicos, psicólogos y psiquiatras, si fuera necesario.

En conclusión, es fundamental abordar el estigma de la obesidad con empatía y comprensión, reconociendo que esta enfermedad es una condición médica compleja que requiere un enfoque integral de tratamiento y prevención.

Condenar el uso de lenguaje y actitudes estigmatizantes, así como promover la inclusión y el respeto hacia las personas con sobrepeso y obesidad, es esencial para construir una sociedad más justa y compasiva.

Por último, la doctora también recomienda que quienes deseen buscar ayuda, idealmente lo hagan con especialistas no peso centristas, para los cuales su enfoque vaya en su salud física, emocional y social y no solo en perder kilos.

Fuentes:

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