Galletas integrales con queso cheddar

Tres consejos para aplicar hoy mismo:

1. Tome en consideración que cada horno es diferente y el grosor de las galletas puede afectar el tiempo de cocción. 
2. Para resaltar el sabor de las galletas, sírvalas ligeramente tibias.
3. Pruebe servirlas con una variedad de dips, como guacamole, hummus o una salsa de yogurt con hierbas.

Centro de Nutrición Clínica (CNC)

Hospital Metropolitano
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La harina blanca y la harina integral son dos de las opciones más comunes en la cocina, pero difieren en términos de nutrición, usos y procesamiento. La harina blanca se obtiene a partir del grano de trigo refinado, haciendo que la harina blanca sea más suave y tenga una textura más fina, ideal para productos horneados como pasteles, panes blancos y galletas. Sin embargo, este refinamiento también elimina una gran parte de nutrientes y fibra del grano de trigo, lo que resulta en una harina con menos beneficios para la salud. Por ejemplo, la harina blanca tiene un índice glicémico más alto, lo que puede provocar aumentos rápidos en los niveles de azúcar en sangre.

Por otro lado, la harina integral se produce moliendo el grano entero de trigo. Esto mantiene la mayoría de los nutrientes originales, como la fibra, las vitaminas del complejo B, el hierro y los antioxidantes. Sin embargo, la harina integral tiene un sabor más robusto y una textura más densa que la harina blanca, lo que puede afectar la textura final de los productos horneados. No obstante, es una mejor opción para quienes buscan aumentar su ingesta de fibra y nutrientes. En la cocina, la harina integral se puede usar en una variedad de recetas, desde panes y muffins hasta galletas y pasteles, como estas galletas integrales de queso cheddar.