Lactancia: la primera vacuna es un regalo de mamá

Lactancia:
la primera vacuna
es un regalo de mamá

Tres consejos que usted puede aplicar ¡hoy!
  1. Proteja y refuerce la salud de su bebé mediante la lactancia materna.
  2. Reduzca el riesgo de sobrepeso y obesidad en su hijo alimentándolo con su leche.
  3. Consuma alimentos con cáscaras para proveerle fibra al niño mientras se amamanta.

José David Guevara Muñoz
Periodista de Mi Bienestar
editorial@mibienestarcr.com

«La lactancia materna es la primera vacuna que recibe un bebé; es una inyección de defensas. Por eso a la leche de la madre le dicen el líquido de oro», afirma Karla Sandí, nutricionista asesora en lactancia.

De acuerdo con esa especialista del Centro de Nutrición Clínica (CNC) del Hospital Metropolitano, el sistema inmunológico de un recién nacido alimentado con leche materna va a resultar más fortalecido que el de uno que solo ingiere leche de fórmula. (Le recomendamos leer el recuadro ubicado al final de esta nota: «Una aliada contra las infecciones»).

«Esto es increíblemente maravilloso: la glándula mamaria evalúa la saliva que el bebé deja en el pezón de la madre y si detecta algún virus o infección, adapta el contenido de la leche para proveer más defensas y proteínas que ayuden a superar la enfermedad. Así va a suceder siempre, sin importar la edad del bebé», asevera Sandí visiblemente entusiasmada.

Con la leche de fórmula no sucede lo anterior, ya que esta se prepara siguiendo determinadas instrucciones, lo cual no siempre responde a las necesidades particulares de los niños. (Esta nota tiene información útil para su familia: Los 10 mandamientos de la crianza de los hijos).

De acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la lactancia materna prolongada reduce el riesgo de sobrepeso y obesidad en un 13%, lo que contribuye a combatir las enfermedades no transmisibles causadas por la obesidad. También disminuye el riesgo de diabetes tipo 2 en 35%.

Karla Sandí, profesional del Centro de Nutrición Clínica (CNC).

En relación con ese tema, la Biblioteca Médica Virtual del Hospital Metropolitano explica que la leche materna contiene células inmunitarias y otras sustancias que previenen las infecciones. «Es el primer alimento perfecto para ayudar a que el bebé alcance todas las facetas del crecimiento y el desarrollo ideales», asegura ese banco de información rigurosa.

Otro beneficio de ese alimento es que contribuye mucho en el proceso de maduración del tracto gastrointestinal del recién nacido, dice Sandí. (Le recomendamos ver el video Problemas con el amamantamiento).

Y aún hay más: «El alto consumo de fibra, a través de las cáscaras que come la mamá, pasa por la leche materna y ayuda a que las heces del bebé tengan consistencia», agrega esta profesional egresada de la Universidad Hispanoamericana.

Asimismo, la succión que realiza el recién nacido estimula a la hormona que nos produce el sueño; de allí que muchos niños se duerman mientras se amamantan. (No se quede sin leer el artículo Lactancia).

Un beneficio indirecto de lactancia materna es que le permite al bebé mantener la temperatura corporal gracias al contacto con la piel de la mamá mientras se alimenta.

«Los adultos que han disfrutado de una relación de apego seguro con su madre son personas más cálidas, más estables desde el punto de vista emocional, con relaciones íntimas más satisfactorias, más positivas, más integradas socialmente y tienen perspectivas coherentes de sí mismos, porque se han activado frecuentemente las conexiones nerviosas de la empatía y la estabilidad emocional», sostiene la Alianza Mundial para la Defensa de la Lactancia Materna.

Una aliada contra las infecciones

Solo la leche materna contiene muchos tipos de sustancias que combaten las infecciones y ayudan a prevenir las infecciones leves a graves en los bebés.

La leche de las madres de bebés prematuros contiene niveles más altos de estas sustancias.

Los anticuerpos de la leche materna protegen directamente al bebé contra las infecciones.

Otras sustancias de la leche crean un entorno favorable para las bacterias beneficiosas (microflora habitual).

Además, estas sustancias son hostiles para las bacterias perjudiciales, los virus o los parásitos.

La leche materna también parece contener sustancias que ayudan al desarrollo del sistema inmunitario del bebé y a su mejor funcionamiento.

Las sustancias de la leche materna que combaten las infecciones son especialmente beneficiosas para los bebés prematuros y otros bebés de alto riesgo, ya que estos bebés son más propensos a contraer infecciones con mayor facilidad.

Los bebés que reciben leche materna tienen muchas menos probabilidades de sufrir diarrea y una enfermedad digestiva grave llamada enterocolitis necrotizante mientras están en la unidad de cuidados intensivos neonatales.

En caso de ocurrir alguno de estos problemas, por lo general son de menor gravedad en los bebés que se alimentan con leche materna.

Los bebés que son amamantados de manera exclusiva o casi exclusiva y aquellos que reciben leche materna previamente extraída también tienen menos infecciones gastrointestinales, respiratorias, en los oídos y las vías urinarias después del alta del hospital.

Fuente: Biblioteca Médica Virtual del Hospital Metropolitano.

 

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