Tres consejos que usted puede aplicar ¡hoy!

1. Aproveche la época navideña para fomentar tradiciones en su hogar.
2. Procure que los encuentros familiares de fin de año valgan la pena para todos.
3. Trate de integrar a miembros de diverdsas generaciones: abuelos, padres, tíos, primos…

José David Guevara Muñoz
Periodista de Mi Bienestar
editorial@mibienestarcr.com

Atrás quedaron los fines de año en los que instituciones como la Organización Mundial de la Salud y el Ministerio de Salud de Costa Rica llamaban a evitar las reuniones en familia como parte de las estrictas medidas tendientes a frenar la pandemia del Covid-19. 

¿Cuál hogar no recuerda aún lo difícil de esos tiempos de cubrebocas, confinamiento y malas noticias? Afortunadamente, ya pasamos esa página… (Le recomendamos leer la nota «Hay que poner límites con las compras de los regalos»).

«La Navidad nos abre un espacio para ir creando tradiciones familiares, algo que es muy importante para reunirnos, pasar un rato divertido y compartir lo que vale la pena», dice la pediatra Marylis González Anglada.

Al hablar sobre ese tema, ella piensa de inmediato en la «tamaleada», ese momento en el que toda la familia se reúne para hacer los tamales que comerán durante el fin de año. (Esta nota tiene información útil para usted: El deporte le enseña a los niños a ganar y a perder).

«El valor de una costumbre como esa no es el hecho de preparar 500 tamales, sino disfrutar de un momento bonito en el que se cuentan chistes, se hacen bromas y cerramos el día con una deliciosa cena con café o chocolate caliente», sugiere esta profesional del Centro PediaClinic, de Grupo Montecristo. Para esta pediatra con más de 15 años de experiencia, esos espacios son ideales para unir a las generaciones: abuelos, padres, tíos, primos…

«Son una excusa para pasarla bien. A los niños pequeños es fácil integrarlos, no importa que los tamales les queden feos, se les salga la masa, pero con los chicos grandes hay que negociar un poco, decirles que vienen los abuelos y que ellos se alegran cuando ven a los nietos. Ellos escuchan, lo importante es mantener abierta la comunicación», aconseja González Anglada. (Vale la pena leer la nota «Toda familia debería comer junta una vez al día»).

De acuerdo con el criterio de la Dra. Melanie Valerio, especialista en medicina familiar y comunitaria, comer en familia es buen momento para fortalecer la comunicación y los vínculos afectivos, e inculcar en los niños excelentes costumbres en materia de alimentación. 

Vale la pena tener presente, en este contexto, las palabras de Adriana Alvarado, directora del Centro de Nutrición Clínica (CNC), de Grupo Montecristo. (No se quede sin leer la nota «El primer hábito saludable es tratar de ser feliz»).

«Si los hijos nos ven cocinando felices y saboreando lo que comemos, van a interesarse por probar alimentos que les hacen bien”, afirma esa nutricionista.