Hábitos en pareja: El poder del diálogo para una convivencia saludable

Tres consejos para aplicar hoy mismo:
 
  1. Agende un momento tranquilo con su pareja para conversar sobre sus rutinas y espectativas diarias.
  2. Identifique un hábito propio que podría estar afectando a su pareja sin que se haya dado cuenta.
  3. Establezcan juntos al menos un hábito compartido positivo, como cocinar una vez por semana o tener un espacio sin pantallas antes de dormir.

Dra. Georgina Echandi
Licenciada en Psicología, Bachiller en Ciencias de la Educación Preescolar Bilingüe, y Certificada en Cuidado Básico del Recién Nacido, Masaje Infantil y Disciplina Positiva
Centro de Salud Mental Herrera Amighetti

Cuando hablamos de relaciones de pareja, es común pensar en la compatibilidad emocional, la atracción física o los proyectos de vida compartidos. Pero existe un elemento silencioso, casi invisible, que puede fortalecer o debilitar cualquier vínculo: los hábitos del día a día.

Hablar sobre los hábitos personales es fundamental, porque ahí se proyecta cómo las personas imaginan y viven su cotidianidad. Aquí es donde surgen cosas como: ¿nos gustaría hacer ejercicio juntos? o ¿cómo preferimos pasar los fines de semana?.

Y muchas veces esas expectativas no coinciden.

Las pequeñas diferencias que se vuelven grandes

Imaginemos una pareja en la que uno sueña con hacer ejercicio juntos cada mañana, mientras el otro disfruta su tiempo personal en silencio o simplemente no le gusta hacer ejercicio. Esta diferencia puede parecer menor, pero si no se comunica a tiempo, puede convertirse en una fuente de frustración y desconexión.

Lo mismo ocurre con la forma de disfrutar el tiempo libre: para algunas personas, un gesto de amor es planear una cena elegante; para otras, compartir una película en pijama es mucho más significativo. Cuando no se habla de esto, ambos pueden sentirse incomprendidos o incluso poco valorados.

La clave es anticiparse a estas diferencias con una conversación honesta. Es necesario preguntarnos cómo nos imaginamos nuestro día a día, qué cosas son importantes para mí, qué no estoy dispuesto a negociar y qué sí puedo adaptar.

Adicciones y hábitos que impactan la convivencia

Más allá de las preferencias, hay hábitos que pueden convertirse en barreras importantes para la relación. Las adicciones, aunque parezcan “personales” o “inofensivas”, inevitablemente afectan a la pareja.

Un ejemplo es el uso excesivo de videojuegos. Si me acuesto de madrugada por jugar, y al día siguiente tenía un plan con mi pareja, ya no estoy dispuesto. Eso afecta no solo mi descanso, sino también la calidad del tiempo que compartimos.

Lo mismo ocurre con otras adicciones como el alcohol o las drogas, o incluso con rutinas aparentemente inofensivas como pasar horas frente al celular.

También pueden aparecer desencuentros de horario: una persona con rutinas nocturnas puede chocar con alguien que valora acostarse juntos a la misma hora. Este tipo de detalles, si no se conversan, erosionan la intimidad.

Puntos ciegos: lo que no vemos de nosotros mismos

Uno de los aportes más valiosos de una pareja sana es su capacidad para hacernos notar nuestros «puntos ciegos». Es decir, esos hábitos que ya hemos normalizado porque crecimos con ellos o llevamos años practicándolos sin cuestionarlos.

Tal vez alguien creció en un hogar donde no se tendía la cama y hoy, como adulto, no lo considera importante. Pero su pareja, al contrario, necesita orden para sentirse en calma. Esa diferencia, que parece mínima, puede detonar ansiedad, malestar o resentimiento si no se conversa con respeto.

Por lo tanto, se pueden aprovechar estas situaciones para preguntar: “¿Esto que hago, cómo te hace sentir? ¿Tiene un significado más profundo para vos?” A veces, el desorden remueve memorias difíciles o hace que la persona sienta que el hogar no le pertenece, pero la conversación permite comprender más allá del acto superficial.

¿Cuándo un hábito es motivo de ruptura?

Es una pregunta delicada, pero muy válida. A veces, lo que para una persona es un detalle sin importancia, para otra puede ser un límite claro

Por ejemplo, hay personas que no toleran el desorden, o que no se sienten cómodas con una pareja que no se baña todos los días. Aunque pueda parecer superficial, cada quien tiene sus propios parámetros.

La clave está en identificar qué hábitos son negociables y cuáles no, tanto propios como del otro. En lugar de suponer que todo es aceptable en nombre del amor, es más honesto preguntarse: ¿Este hábito de mi pareja me afecta profundamente? ¿Puedo vivir con eso? ¿Podemos llegar a un punto medio?

Los hábitos no son simples costumbres; son expresiones del estilo de vida, de la historia personal y de los valores individuales. Ignorarlos o no hablar de ellos en la pareja es dejar pasar una gran oportunidad para fortalecer el vínculo desde la empatía y el respeto.

Preguntas para discutir hábitos con su pareja

  1. ¿Cuáles dirías vos que son puntos ciegos en mi vida o aspectos que no he logrado notar?
  2. ¿Cuáles serían dos vicios o hábitos tan desagradables que considerarías interrumpir un matrimonio?
  3. ¿Cuáles son hábitos que son muy importantes para vos?
  4. ¿Qué hábitos te gustaría que tuviéramos como pareja?
  5. ¿Has tenido alguna adicción?
  6. ¿Estás batallando con alguna adicción en este momento?
  7. ¿Cómo crees que esa adicción afecta tu vida?
  8. ¿Cómo crees que esa adicción afecta nuestra relación?

Fuentes:

  • La Dra. Georgina Echandi es Licenciada en Psicología, Bachiller en Ciencias de la Educación Preescolar Bilingüe, y certificada en Cuidado Básico del Recién Nacido, Masaje Infantil y Disciplina Positiva. Además, ha trabajado con niños y sus familias hace más de 7 años.
  • Puede seguirla y compartir sus pensamientos con ella en Facebook por medio de su página profesional de Psicología o de Escuela para Padres.

Publicado en Junio, 2025.

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